Las Islas Vestman de Islandia (Vestmannaeyjar): cómo llegar, qué ver y qué hacer
Las Islas Vestman (en islandés, Vestmannaeyjar) es un conjunto de 15 islas situadas en el sur de Islandia y rodeadas de alrededor de 30 rocas que son el hogar de miles de aves. De hecho, se considera la colonia de frailecillos del Atlántico más grande del mundo. Si eres un amante de la naturaleza y la fauna salvaje es un lugar que no puedes perderte en tu viaje a Islandia ya que además de ver aves exóticas puedes disfrutar de paisajes realmente increíbles.
La isla más grande del archipiélago se llama Heimaey. Es la única habitada y cuenta con una población de 4.200 personas. A pesar de ser relativamente pequeña (tiene solo 13.4km2), Heimaey tiene mucho que ofrecer y hace poco tuve el placer de explorarla en una excursión de un día desde Reikiavik.
Cómo llegar a Heimaey
Hay dos maneras de llegar a las Islas Vestman: en un vuelo doméstico desde Reikiavik (25 minutos) o en ferry desde el puerto de Landeyjahöfn (35 minutos), en el sur de Islandia. Desde Reikiavik hasta el puerto hay una hora y media; desde Selfoss una hora; y desde Hella o Hvolsvöllur una media hora, más o menos Nosotras nos decantamos por la segunda opción. Salimos desde Reikiavik a las 8 de la mañana y antes de las 10 ya estábamos en el puerto para tomar el ferry de las 10:45.
Para ir a Landeyjahöfn tienes que conducir por la carretera de circunvalación hasta llegar a un desvío en dirección al puerto. Muy cerca de este cruce se encuentra Seljalandsfoss, una de las cascadas más famosas del país. Si tienes tiempo suficiente, es una buena opción para hacer una breve parada antes de iniciar la excursión a la isla. Si no, también puedes verla durante tu ruta en coche o en un tour por la Costa Sur de Islandia.
Como dato curioso, la colina rocosa de Stórhöfði es, de forma no oficial, el lugar con más viento de Europa. Por suerte cuando fuimos no hacía demasiado, ¡pero en invierno seguro que es diferente!
El ferry Herjólfur
Los tickets para el ferry se pueden comprar desde la web o por teléfono. Se recomienda reservar cuanto antes, sobre todo si vas a viajar en verano y si quieres llevar tu coche contigo, ya las plazas son limitadas. El precio por trayecto es de 1.600 ISK por adulto y 2.300 ISK por coche. Antes de embarcar tienes que ir al mostrador para intercambiar tu comprobante por la tarjeta de embarque. Tienes que estar allí al menos 30 minutos antes de la hora de salida del ferry.
El proceso para acceder al ferry con el coche es muy fácil. Cuando el barco atraca en el puerto, tienes que esperar a que los pasajeros y coches salgan para proceder con el check-in. Mientras tanto, los coches que van a embarcar se ponen en fila en un área designada, uno detrás de otro, como si se tratara de una carrera. Aquí un empleado del ferry comprueba los billetes del conductor y del coche.
Nota: el conductor es el único que puede ir en el coche para acceder al ferry. Los demás acompañantes tienen que hacerlo a través del edificio principal con el resto de pasajeros.
El ferry como tal es relativamente pequeño y no tiene pérdida. Puedes estar dentro o fuera, en los laterales o en la popa para disfrutar de las vistas.
A medida que el ferry va adentrándose en las islas, el cambio de paisaje empieza a ser cada vez más evidente.
Qué ver en Heimaey / Islas Vestman
Una de las ventajas de Vestmannaeyjar es que puedes ver casi todo caminando. No hace falta llevar el coche, aunque es verdad que te permite moverte con más rapidez y aprovechar mejor el tiempo. Si vas en verano, visitar Heimaey a pie es una gran idea. Al ser una isla pequeñita, la mayoría de lugares de interés están entre 5 a 25 minutos, en general. Las atracciones principales de Heimaey que visitamos fueron las siguientes:
Skansinn y la iglesia de Heimaey
Skansinn es la estructura más antigua de la isla. Se trata de una fortaleza del siglo XV cuyo objetivo fue defender el puerto, aunque no tuvo mucho éxito. En Skansinn hay una iglesia de madera que es una réplica de la primera que hubo en Vestmannaeyjar. Fue construida en el año 2.000 para conmemorar los 1.000 años del Cristianismo en Islandia y fue un regalo del gobierno noruego.
Volcán Eldfell
Los volcanes son una parte muy importante de las Islas Vestman y teníamos claro que queríamos subir a uno de los dos que hay. El elegido fue Eldfell, un volcán activo de 200 metros que entró en erupción en el año 1973 y que hizo que todos los habitantes tuvieran que escapar al interior de Islandia. La erupción duró desde el 23 de enero hasta el 3 de julio y cubrió la isla de lava y cenizas. No obstante, los habitantes consiguieron restaurarla hasta dejarla como la conocemos hoy en día.
Si quieres saber mas sobre este trágico suceso, puedes visitar el Museo Eldheimar, donde podrás hacerte una idea de cómo era la vida en Heimaey antes de la erupción y de que los habitantes abandonaran la isla. El elemento más importante de la exhibición es la casa en Gerðisbraut 10, la cual estuvo enterrada bajo lava y cenizas durante 40 años.
El sendero para subir al volcán comienza en un aparcamiento en el suroeste del volcán. ¡Estate atento porque pasa muy desapercibido! Para llegar tienes que tomar la carretera Eldfellsvegur, girar a la izquierda por Fellavegur y desviarte hacia el aparcamiento que encontrarás poco después a tu izquierda.
Desde allí hay dos maneras de hacer la caminata a Edfell:
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El sendero convencional (30-40 minutos). Es un camino que sube de forma progresiva al volcán, rodeando la cresta. Si tienes respeto a las alturas, esta es la opción que debes escoger.
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El sendero rápido (10 minutos). Es un camino de subida directa por la ladera suroeste del volcán. Es un poco empinado y está formado de roca y lava seca, así que puede resultar resbaladizo. No es difícil, pero puede dar un poco de vértigo.
Las vistas desde la cima del volcán son espectaculares, sobre todo en un día soleado. No solo puedes disfrutar de un paisaje panorámico de la isla y el pueblo, sino que también puedes ver el volcán Eyjafallajökull en la lejanía, y el resto de islotes que componen las Islas Vestman.
Desde lo alto de Eldfell notamos cómo emanaba el calor desde la superficie, ya que la lava tarda cientos de años en enfriarse. De hecho, encontramos una pequeña cueva que irradiaba mucho calor del interior del volcán y donde podías incluso calentar tu comida.
Volcán Helgafell
Justo al lado de Eldfell está Helgafell, el segundo volcán de la isla y que se encuentra inactivo en la actualidad. Durante muchos años fue el más importante de Heimaey pero Eldfell le robó el protagonismo cuando entró en erupción. Aunque no subimos a su cima, pudimos verlo desde lo alto de Eldfell, como muestra la foto a continuación:
Víkin, la playa de arena negra
Antes de seguir a nuestro siguiente destino hicimos una breve parada en una playa de arena negra llamada Víkin. Estas playas son las más comunes de Islandia, siendo Reynisfjara posiblemente la más popular. En Víkin vimos a una familia disfrutando de un día de verano (¡algunos de ellos incluso bañándose en el mar!).
En la orilla vimos los restos oxidados de un posible barco que encalló hace mucho tiempo.
Stórhöfði, el mirador de frailecillos
Continuamos la excursión en Stórhöfði, un lugar conocido por ser las altas probabilidades de ver frailecillos. Allí encontramos una cabaña / mirador cuya función es proteger del viento mientras buscas a estos animalitos. La temporada para verlos es entre abril y agosto, sobre todo por la tarde/noche ya que es cuando regresan del mar. Es altamente recomendable traer una cámara con un buen zoom o prismáticos, ya que de otra manera solo distinguirás una ambigua silueta en la lejanía.
En la misma región también puedes aparcar el coche en el faro y pasear por los acantilados por un sendero. Las vistas desde lo alto son espectaculares y es posible avistar frailecillos en la costa. Eso sí, si tienes miedo a las alturas ten cuidado porque para verlos tienes que mirar hacia abajo en el borde del acantilado y puede dar bastante vértigo. Nosotras aprovechamos para tomar un poco el sol, aprovechando el buen tiempo que hacía.
Como dato curioso, la colina rocosa de Stórhöfði es, de forma no oficial, el lugar con más viento de Europa. Por suerte cuando fuimos no hacía demasiado, ¡pero en invierno seguro que es diferente!
Roca Elefante
Después de un buen rato buscando frailecillos, dejamos el sur de la isla para ir a la Roca Elefante. Como su nombre indica, se trata de una formación rocosa natural que recuerda perfectamente a un elefante bebiendo agua, con parte de su trompa sumergida bajo el agua. Es una de las principales atracciones de las Islas Vestman y la verdad es que es bastante curioso de ver. Nosotras la vimos desde la misma isla desde el campo de golf situado justo en los acantilados de Halldórskskora, aunque si quieres apreciarla de verdad y observarla de frente es mejor hacerlo en barco.
Valle de Herjólfsdalur
Nuestra última parada fue el valle de Herjólfsdalur, donde vimos unas granjas típicas islandesas que fueron construidas siguiendo el estilo de las ruinas que se encontraron en 1924.
Heimaklettur
Otra de los principales enclaves de las Islas Vestman es Heimaklettur, la montaña más alta de Vestmannaeyjar con sus 283 metros sobre el nivel del mar. Hay un sendero que conduce a la cima de la montaña pero no se recomienda subir si no conoces bien el área o sin un guía local, ya que es bastante peligroso y la pendiente es bastante abrupta. Nosotras no llegamos a hacerlo, ¡pero queda pendiente para la próxima visita!
Dónde comer en Heimaey
Después de un día lleno de visitas, decidimos hacer una pausa para comer antes de tomar el ferry de vuelta. En el pueblo hay varios restaurantes de buena calidad, así como los supermercados Bónus y Krónan en el caso de que necesites comprar provisiones o no gastar demasiado dinero.
Nuestra apuesta fue el Restaurante Gott en el centro de Heimaey y fue todo un acierto. La comida estaba riquísima, el personal era muy amable y los precios eran bastante asequibles para ser Islandia. Además, tienes la opción de comer dentro o fuera en la terraza, una opción estupenda si hace sol y buen tiempo.
De regreso al interior
Después de visitar la isla durante casi 6 horas y media, llegó el momento de regresar al puerto Vestmannaeyjahofn para tomar el ferry de vuelta.
Allí se llevó al cabo el mismo procedimiento que en el viaje de ida. Los conductores estacionaron sus coches en el área designada y los demás pasajeros subieron por la puerta de embarque del edificio principal, para luego reunirnos todos en la cubierta del ferry.
A modo resumen, la isla es tan pequeña que da tiempo suficiente de ver los principales lugares de interés en una excursión de un día. Sin duda merece mucho la pena ya que es un destino poco convencional y con muchísimo encanto. Sin embargo, si quieres sacar el máximo provecho recomiendo pasar la noche en Heimaey. Además, ¡en invierno debe ser un sitio increíble para ver auroras boreales!
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