Guía de Viaje al Volcán Eldfell

Foto por Regína Hrönn Ragnarsdóttir

Eldfell es un volcán de las Islas Vestman, frente a la Costa Sur de Islandia, que entró en erupción en la isla de Heimaey en 1973.

Visita las Islas Vestman para saber más sobre esta fascinante época de la historia.

Erupción en Eldfell

Antes de la erupción de Eldfell, no había habido actividad volcánica en las Islas Vestman desde hacía 5.000 años. El acontecimiento conmocionó a la nación y fue televisado en todo el mundo.

Para contextualizar, Heimaey es la única isla poblada del archipiélago y, en aquel momento, contaba con unos 5.300 habitantes. Su economía dependía casi por completo de la pesca, favorecida enormemente por un excelente puerto natural.

Los primeros indicios de que se avecinaba una erupción se produjeron el 21 de enero de 1973, cuando se produjeron una serie de temblores bajo las islas. Los habitantes no los sintieron, pero fueron detectados por una estación sísmica en tierra firme. Los temblores disminuyeron a mediodía del día 22 y cesaron prácticamente al anochecer.

A las 23:00, sin embargo, empezaron a producirse de nuevo, cada vez menos profundos. Sin embargo, no hubo ninguna advertencia, ya que las Islas Vestman se encuentran a kilómetros del valle de ruptura entre las placas tectónicas que se cruzan con Islandia. La erupción fue totalmente inesperada.

Pues bien, a la 01:55 de la mañana siguiente, se abrió una grieta a poco más de un kilómetro del centro de Heimaey, en las afueras de la ciudad. En cuestión de horas, se extendió de 300 metros de largo a más de dos kilómetros, y lanzaba fuentes de lava de hasta 150 metros hacia el cielo nocturno.

En un país menos desarrollado, con menos planes de emergencia, muchos de los residentes probablemente habrían muerto durante el primer día. Sin embargo, a pesar de que las Islas Vestman se consideraban razonablemente seguras frente a los volcanes, se puso en marcha un plan de evacuación que tuvo un éxito asombroso.

Menos de seis horas después de que se abriera la fisura, casi todos los 5.300 residentes fueron evacuados fuera de la isla y, al final del día, fueron reubicados en Islandia. Solo una persona perdió la vida como consecuencia de la erupción.

A pesar de ello, gran parte de la ciudad quedó destruida por la lava o la ceniza. Se perdieron 400 edificios, las granjas fueron envenenadas y hubo que sacrificar todo el ganado.

Sin embargo, era el puerto de Heimaey el que más preocupaba a las autoridades. La lava avanzaba rápidamente en su dirección y amenazaba con cerrarlo y destruir básicamente la economía de la ciudad.

Sin embargo, una ingeniosa idea, bombear agua de mar sobre la lava para enfriarla rápidamente, dio buenos resultados. Los equipos de rescate islandeses y el ejército estadounidense (que tenía una base en Keflavik en aquel momento) utilizaron la técnica no solo para salvar el puerto, sino para mejorarlo.

Foto por Regína Hrönn Ragnarsdóttir

La erupción, así como el bombeo de agua de mar, continuó hasta principios de julio. Cuando finalmente cesó, comenzó la enorme tarea de reconstruir y reasentar la isla.

Consecuencias del Volcán

Cubierta de lava y ceniza, las autoridades islandesas actuaron con rapidez para que la isla volviera a ser habitable. Aun así, la población tardó en regresar. Un año después de la erupción, solo la mitad de los que habían vivido allí habían regresado; y en marzo de 1975, lo había hecho el 80%. Hoy día, la población de Heimaey es menor que antes de la erupción, con aproximadamente 4.500 personas.

A pesar de los enormes daños que causó en su momento, se crearon oportunidades a partir de la erupción. El ingenio islandés hizo que el calor que aún quedaba en la lava se utilizara para obtener energía y agua caliente, y que los nuevos piroclastos se empleara en la reconstrucción de viviendas y la ampliación de la pista del aeropuerto.

Además, el cono volcánico de Eldfell, de 200 metros de altura, se ha convertido en una atracción turística y es posible caminar hasta el cráter y rodearlo. Esto también ha mejorado la economía de la isla en invierno, puesto que antes se visitaba casi exclusivamente en verano, durante la época de cría de los frailecillos.

Asimismo, hay un museo popular sobre la erupción, llamado Eldheimar.