Yule Lads Islandeses y Gryla | Trolls de Navidad en Islandia
- Gryla|La Madre de los Yule Lads de Islandia
- Los Trece Yule Lads Islandeses
- Stekkjastaur | El Patán del Corral de Ovejas
- Giljagaur | Roba-Leches
- Stufur |Achaparrado
- Thvorusleikir | Chupa-Cucharas
- Pottaskefill | Rasca-Ollas
- Askasleikir | Chupa-Cuencos
- Hurdaskellir | Da-Portazos
- Skyrgamur | Zampa-Skyr
- Bjugnakraekir | Ladrón de Salchichas
- Gluggagaegir | Mirón de Ventanas
- Gattathefur | Olfateador de Portales
- Ketkrokur | Gancho-Carne
- Kertasnikir | Roba-Velas
¿Quiénes son los Yule Lads islandeses? Si no es Papá Noel, ¿a quién entonces se celebra en Navidad? ¿Qué papel tiene la gigantesca Gryla en el folclore islandés en Navidad? ¿Y qué es el Gato de Navidad? Sigue leyendo para enterarte de todo sobre Gryla y los Yule Lads, los personajes más famosos de Islandia en Navidad.
La Navidad, un tiempo de luces brillantes, acogedoras chimeneas, regalos, familia, deliciosa comida y... ¿miedo abyecto? Tal vez no sea así en la mayor parte del mundo, pero es que Islandia no es como la mayor parte del mundo. Así pues, únicamente en Islandia vas a encontrar a Gryla y los Yule Lads, conocidos a veces como los Trolls de Navidad.
Islandia es un lugar maravilloso para visitar en Navidad, así que asegúrate de reservar alojamiento en Islandia con antelación. Si quieres explorar la naturaleza, puedes alquilar un coche, así que si tienes ganas de viajar... ¡reserva un vuelo a Islandia ahora!
Quizás hablar de terror suene algo exagerado, pero el concepto de Papá Noel en Islandia, en cuanto al folclore islandés se refiere, es muy diferente del que conocemos y nos encanta en la mayoría de culturas occidentales. Y es que no estamos hablando de un hombre jovial con barba vestido de rojo y blanco, ya que en Islandia se trata de trece sucios trolls dirigidos por su madre, una gigante que devora niños y que se llama Gryla.
Durante la mayor parte del año, son muchos los que creen que estas retorcidas versiones de Papá Noel se esconden en la imponente fortaleza de lava de Dimmuborgir, en el área de Myvatn, en el Norte de Islandia. Otros piensan que sencillamente viven en una zona montañosa no identificada. Eso sí, desde el 11 de diciembre hasta el 24 parten de las montañas uno tras uno para participar en trece días de travesuras. Cada uno se caracteriza por diferentes trastadas, desde las más revoltosas hasta las más terribles, haciendo de las suyas por todo el país hasta el final de las fiestas navideñas.
A la hora de hablar de tradiciones festivas en Islandia, los Yule Lads son un elemento tan importante como puede ser la ‘Inundación de Libros por Navidad’ o comer cordero ahumado.
Hoy por hoy, su imagen es mucho más benévola. En vez de ser representados como trolls con deformidades extremas, a menudo ahora se les ve vistiendo los tradicionales colores rojo y blanco, con barbas esponjosas y amplias sonrisas. Ya no hacen bromas, sino que simplemente dejan regalos en los zapatos colocados por los niños en el alféizar de la ventana, algo así como las medias en las chimeneas de otras culturas. Y si un niño islandés ha sido travieso, encontrará una patata en su zapato en lugar de un trozo de carbón.
A pesar de haber sufrido una especie de transformación desde el siglo XIX, el aspecto y el comportamiento originales de los Yule Lads brindan una amplia información sobre la historia, la cultura y el folclore de Islandia, siendo al mismo tiempo un ejemplo de cómo difieren las tradiciones navideñas en todo el mundo.
Gryla|La Madre de los Yule Lads de Islandia
Foto de Wikimedia, Creative Commons, by Andrii Gladii. Sin editar.
Puede que los Yule Lads se hayan vuelto más amables con el paso de los años, pero su madre Gryla sigue siendo una troll aterradora y permanece como una de las más antiguas tradiciones de Navidad en Islandia.
Esta giganta es una de las figuras más malvadas del folclore islandés y aún hoy día se cuentan a los niños historias de terror sobre ella durante la época festiva. Se dice que a lo largo del año va recogiendo los susurros de los más pequeños de la isla que se portan mal, y cuando llega el invierno, sale en su captura.
Su apetito por la carne fresca de jóvenes traviesos es insaciable, y cada año encuentra niños de sobra. Los mete en un saco, para cocinarlos después en una olla hasta hacer un estofado gigante que le da sustento hasta el próximo invierno.
Foto de Regína Hrönn Ragnarsdóttir
Gryla ya sería lo suficientemente horripilante si trabajara sola, pero desgraciadamente para los niños islandeses, no es así. Comparte su cueva en las montañas en el norte de Islandia con un enorme gato negro llamado el ‘Gato de Navidad’, cuyo apetito por la carne humana es también insaciable.
Y ojo, porque el Gato de Navidad no solo va a la caza de niños que se portan mal, sino que también devora a aquellos que no reciben ropa como regalo de Navidad.
Gryla vive además con su último marido, un troll llamado Leppaludi. Es el miembro menos amenazante de su familia, intimidado hasta tal forma que es de lo más patético. Tal vez por miedo a lo que les ocurrió a las anteriores parejas de Gryla, pues se dice que se las comió, Leppaludi no ejerce ninguna influencia sobre su comportamiento malvado.
Las tradiciones que rodean a Gryla dicen mucho del folclore islandés. El hecho de que devore niños y vaya en su búsqueda durante la temporada festiva se puede interpretar de la misma forma que cuando Papá Noel trae carbón, pero sin andarse con rodeos. El mensaje que se transmite a los niños es alto y claro: ¡Pórtate muy bien durante la Navidad!
La dureza de este mensaje quizá se deba al hecho de que los inviernos en Islandia eran tremendamente peligrosos y muchos niños desobedientes que salían a la oscuridad y la nieve nunca volvían a casa. Por otro lado, siempre había mucho trabajo por hacer antes de los meses más oscuros, lo cual requería diligencia y esfuerzo extra por parte de todos los miembros de la familia.
En este sentido, la historia del Gato de Navidad devorando niños que no recibían ropa como regalo posiblemente se originara para asegurarse de que todos terminaban de hilar, tejer y coser antes de que llegara lo más crudo del invierno.
Foto de Regína Hrönn Ragnarsdóttir
La imagen de Gryla era tan aterradora para los niños, que en el siglo XVIII el parlamento de Islandia prohibió el uso de la leyenda como táctica para dar miedo. Así pues, a los niños ya no se les amenazaba con que fueran devorados, sino que en cambio se les daban patatas podridas en los zapatos si se portaban mal.
En la actualidad, se pueden encontrar estatuas de Gryla por todo el país, como en la casa de Navidad de Akureyri y en Fossatun, debido a su significativo papel en cuanto a tradiciones islandesas navideñas se refiere. Muchos son los que creen que el hogar de Gryla se encuentra en Dimmuborgir, lugar que puede ser visitado en muchos tours desde Akureyri, la capital del norte de Islandia, y una parada de la popular ruta de sitios de interés del Círculo de Diamantes.
También se puede llegar fácilmente en muchos tours a tu aire en invierno y paquetes de vacaciones de invierno.
Los Trece Yule Lads Islandeses
Foto de Conoce a los Yule Lads en Dimmuborgir, Mývatn
En la cultura moderna, al llegar la Navidad, los trece Yule Lads descienden de las montañas para asistir a las celebraciones por todo el país, jugando con los niños y entreteniendo. Ayudan a hacer que Islandia sea aún más maravillosa en Navidad. No obstante, esta es una versión del antiguo folclore islandés un poco más edulcorada en comparación con la original de los Yule Lads.
Pese a no haber heredado el canibalismo de su madre, los Trolls Islandeses de Navidad todavía eran muy temidos por los niños debido a su espeluznante a la vez que repugnante comportamiento. Incluso los adultos en Islandia, antes de la industrialización, creían ampliamente en la existencia de trolls, por lo que muchos eran cautelosos y creían que estas historias de cretinos navideños entrañaban algo de verdad.
Aunque cada Yule Lad tenía sus propias peculiaridades, todos ellos compartían las características propias de los trolls. Eran enormes criaturas, sucias, sin inteligencia, humanoides y bestiales a partes iguales, que solo podían actuar por la noche, pues si no el sol los convertiría en piedra.
Stekkjastaur | El Patán del Corral de Ovejas
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
El primero de los Yule Lads en dejar las montañas para hacer de las suyas por Islandia era Stekkjastaur, que lo podemos llamar ‘El Patán del Corral de Ovejas’. Desde el 12 de diciembre hasta el 26, se dedicaba a molestar a las ovejas de cualquier hogar islandés con el que se encontraba.
Los islandeses solían resguardar a sus ovejas bajo tierra durante los meses de invierno, por lo que cuando los sonidos de sus atormentados balidos resonaban por la casa, era una señal de que Stekkjastaur andaba cerca. Este sonido, si bien era común en los meses de invierno con tormentas que acosaban regularmente al rebaño, se volvía aún más siniestro, especialmente teniendo en cuenta que las ovejas eran el alma de cada granja.
Aunque Stekkjastaur era un troll temible, estaba limitado por una deformidad como muchos de sus hermanos. Sus patas rígidas afectaban la capacidad de su movimiento, así que esperar era lo mejor que uno podía hacer cuando se le escuchaba irritar a los animales, pues Stekkjastaur tendría que ir a casa del vecino para aterrorizar a tantas ovejas como pudiera antes del amanecer.
Giljagaur | Roba-Leches
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Giljagaur, conocido por robar leche, era el segundo Yule Lad islandés en llegar a los poblados. Se escondía en los barrancos cerca de las casas y esperaba a que sus residentes se durmieran. Su método para crear problemas consistía en irrumpir en los establos para robar la leche disponible.
Cuando así lo hacía, robaba el ingrediente fundamental de las salsas que se iban a disfrutar durante la temporada festiva, por no hablar del tradicional Skyr.
Solo los islandeses más pudientes poseían vacas en sus granjas, si bien históricamente la mayoría de personas más pobres residían también en las fincas de los ricos, lo que al final traducía en que todos se vieran afectados por las travesuras de este troll.
Stufur |Achaparrado
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
El tercer Yule Lad, Stufur o ‘El Achaparrado’, se convertía en un martirio cada Navidad en Islandia, puesto que robaba las sartenes sucias para comerse la comida que quedaba pegada en ellas. Del 14 al 26 de diciembre, su apetito era insaciable.
Podría parecer que no es el peor de los delitos, pero no es así. Históricamente, las ollas y sartenes eran increíblemente valiosas en Islandia. No existían reservas de hierro en la isla o una industria minera propia, por lo que tales bienes tenían que ser importados y su coste era muy elevado. Para muchas familias sin recursos, estas eran las únicas posesiones que tenían algo de valor.
Thvorusleikir | Chupa-Cucharas
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Al cuarto Yule Lad, Thvorusleikir, se le conoce como ‘El Chupa-cucharas’. Cada 15 de diciembre, este troll de Navidad se disponía a hacer travesuras por todo el país, irrumpiendo en casa de los islandeses y chupando las cucharas de los hogares con la esperanza de llevarse algo a la boca.
El comportamiento de Thvorusleikir era consecuencia de su extraña deformidad. Su delgadez era grotesca debido a la desnutrición que sufría, lo cual era algo inusual entre los trolls, pues a menudo se representaban como bestias pesadas y musculosas.
La lección que debía extraerse del comportamiento de Spoon-Licker es menos evidente que la de muchos otros Yule Lads, aunque quizá fuera algo tan simple como asegurarse de que los niños limpiaran sus cubiertos.
Pottaskefill | Rasca-Ollas
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Pottaskefill, conocido como Rasca-Ollas, se asemeja a muchos de sus hermanos en cuanto a que sus travesuras navideñas son de lo más glotonas. Irrumpiendo de casa en casa, en busca de ollas con salsa, trozos de carne asada que quedaran en la bandeja, sartenes con verduras de temporadas... Se zampaba todo lo que sobraba.
Sin duda, Pottaskefill fue creado para animar a que los niños terminaran sus platos. Y es que el olor de las sobras podía atraer a Pottaskefill. Como los alimentos estaban destinados a conservarse durante los largos meses de invierno, nadie podía permitirse desperdiciar nada. No era de extrañar, pues no había quien se atreviera a ir de pesca en las agitadas aguas del invierno, o quien quisiera sacrificar un animal que bien podía ayudar a mantener el sustento de la familia en verano.
Askasleikir | Chupa-Cuencos
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Giljagaur está robando leche, Stufur va en busca de sartenes sucias, Pottaskefill se zampa todo lo que encuentra y Thvorusleikir va chupando las cucharas de las casas. Y en busca de un bocado fácil, llega el sexto de los hermanos, aunque sus travesuras tal vez sean una de las más inquietantes.
Askasleikir se traduce como ‘Chupa-cuencos’. Se le conoce por sorber los restos de los cuencos o de los askur, un tradicional bol de madera islandés con tapa. Y cómo lo hace es de lo más espeluznante.
Cada noche, Askasleikir se esconde literalmente bajo la cama de los niños, esperando a que se terminen su sopa o pudin de medianoche. Es entonces cuando Askasleikir engulle los restos que hayan quedado. Quizá este troll se creara para hacer que los niños se durmieran cuando se les decía, o para que no se levantaran a comer algo, simbolizando el clásico monstruo debajo de la cama.
Hurdaskellir | Da-Portazos
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
El modus operandi de Hurdaskellir lo aprendió de otros de los clásicos del terror. Su nombre quiere decir ‘Da-portazos’, y cuando este Yule Lad pone rumbo a las casas el decimotercer día de la temporada festiva, es todo lo que pretende hacer.
Hasta finales de mes, se colaba de casa en casa, desde los lejanos Fiordos del Oeste hasta el bullicioso centro de Reikiavik, para irrumpir y dar tantos portazos como pudiera, despertando así a quienes durmieran dentro.
Es evidente que con los fuertes vientos del invierno de Islandia y el diseño improvisado de muchas casas con tejados de turba en Islandia, muchos niños se quedaban despiertos aterrorizados en Navidad, creyendo por completo que Hurdaskellir podría estar haciendo una visita a sus casas.
Skyrgamur | Zampa-Skyr
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Sin lugar a dudas, las comidas previas a la Navidad son de las mejores del año. Aves de corral perfectamente guisadas, sabrosos asados de frutos secos, pasteles de carne, galletas de jengibre, rollos de canela y muchas otras delicias. Eso sí, si hay un plato que merece una mención en especial durante esta temporada, es el delicioso y cremoso Skyr.
Se puede afirmar con rotunidad que este riquísimo y saludable producto lácteo es uno de los auténticos manjares de Islandia, especialmente si se compara con platos como el hakarl (tiburón fermentado) o el hrutspungar (testículos de carnero).
Si bien es cierto que se puede tomar Skyr todo el año, es una delicia particularmente en Navidad, y se sirve como tentempié de las grandes comidas y asados que suelen acompañar estas fechas.
No obstante, a la hora de hablar del folclore islandés en Navidad, las personas no eran las únicas que disfrutaban del Skyr en esta época del año. Resulta que también era la comida favorita del octavo Yule Lad islandés, Skyrgamur o ‘Zampa-Skyr’.
Del 18 al 30 de diciembre, este rico producto nacional, complemento perfecto para platos dulces y salados, estuvo bajo estricta vigilancia en caso de que pudiera caer en manos de este infame troll.
Bjugnakraekir | Ladrón de Salchichas
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
El ahumado es una de las técnicas de cocinado favoritas en Islandia. El pescado y el cordero ahumado son populares todo el año, así como las salchichas ahumadas, bjuga en islandés.
Sin embargo, desde la noche del 20 de diciembre había que estar muy atento cuando se preparaban las bjuga. Y es que el noveno Yule Lad, Bjugnakraekir o el ‘Ladrón de Salchichas’, siempre quería poner sus sucias manos en ellas.
Bjugnakraekir conocía la forma perfecta para robar este manjar islandés. Se decía que entraba en las casas y se escondía en las vigas, esperando que se hiciera la cena para después abalanzarse desde arriba y hacerse con ellas.
Gluggagaegir | Mirón de Ventanas
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
El décimo Yule Lad que bajaba desde las montañas durante la temporada festiva era quizás el más espeluznante de todos. Se trata de Gluggagaegir o el ‘Mirón de Ventanas’.
Teniendo en cuenta los oscuros inviernos de Islandia, con tan solo cuatro horas de luz en Navidad, no es difícil imaginarse el miedo que los niños debían sentir al pasar por las ventanas de sus casas durante las noches de Navidad, aterrorizados de que este temible troll apareciera espiándolos.
Como muchos otros personajes mencionados anteriormente, parece que el escalofriante comportamiento de Gluggagaegir era una forma de disuadir a los niños de salir fuera durante los oscuros inviernos. Además, era un aviso de que Gryla, la devoradora de niños, tenía ojos por todo el país en busca de malhechores.
Gattathefur | Olfateador de Portales
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Gattathefur, o el ‘Olfateador de Puertas’, pudo haber formado parte del folclore islandés debido a las ráfagas de viento sibilantes y corrientes que acechaban las casas de turba de Islandia. Al igual que el Mirón de Ventajas y el Da-Portazos, solo la idea de que Gattathefur pudiera entrar sigilosamente en las casas para sembrar el caos, era algo que atormentaba con pesadillas a los niños islandeses.
Esto se vio agravado por el hecho de que Gattathefur era conocido por tener una enorme nariz, inmensa incluso para los de su especie. Y la razón por la que olfateaba era también perversa, pues siempre iba en busca de su comida favorita, el delicioso pan de hoja islandés o laufabraud.
Esta delicia solo se hornea durante la época de Navidad, y su preparación suele ser algo familiar, especialmente en el norte. Se caracteriza por ser redondo, muy delgado, frito y se decora con patrones intrincados, que se asemejan a hojas.
Aquellas que tenían diseños detallados solían provocar la ira de Gattathefur, que las robaba para que nadie pudiera recibir elogios o impresionar a sus invitados.
Ketkrokur | Gancho-Carne
Ilustración de Haukur Valdimar Pálsson
Las tradiciones culinarias navideñas varían de forma significativa según la familia es cuestión, pero el tema central de todas las cenas durante las fiestas es la carne. Y cómo no, en el folclore islandés esta se convirtió en el objetivo de penúltimo Yule Lad, Ketkrokur o Gancho-Carne, el cual la robaba.
Acechaba allá donde encontrara acceso a una cocina, como podía ser detrás de las puertas, debajo de las mesas, en los armarios, o fuera de las ventanas abiertas. Entonces, esperaba a que se depositara cualquier tipo de carne y cuando nadie lo veía sacaba su largo gancho para arrebatar la pieza principal de una comida familiar.
A diferencia de su hermano, Bjugnakraekir, que solo iba a la caza de salchichas ahumadas, Ketkrokur era menos quisquilloso en cuanto a sus gustos y podía esperar a que toda la familia se durmiera para robar cualquier pieza de carne que estuviera colgando.
Kertasnikir | Roba-Velas
Illustration by Haukur Valdimar Pálsson
El último Yule Lad es Kertasnikir, cuyo nombre se puede traducir como ‘Roba-velas’ o ‘Pide-velas’. Sale a la luz el día de Nochebuena en Islandia. Como sus doce hermanos, su nombre se explica por sí solo, aunque las consecuencias de sus travesuras eran más problemáticas de lo que puede parecer.
En el pasado, las velas eran increíblemente valiosas en Islandia, proporcionando luz durante los oscuros inviernos, que como ya se ha dicho duraba 20 horas el día de Navidad. Las velas eran también el único artilugio del que disponían los islandeses para disfrutar de su históricamente pasatiempo favorito, leer. Cuando llega la Navidad en Islandia, juntarse en familia para leer es una tradición muy antigua.
Esta costumbre hacía que las travesuras de Kertasnikir fueran aún más fastidiosas. Su intención ni siquiera era utilizar las velas para disfrutar leyendo novelas y poesía. En cambio, tan solo buscaba masticar el sebo del que estaban hechas las velas.
Con el objetivo de conseguir la mayor cantidad posible de este sebo, iba a los objetivos más fáciles en un hogar, los niños, a los cuales seguía a sus habitaciones o rincones de leer para arrebatarles las velas directamente de sus manos.
Kertasnikir era indudablemente uno de los Yule Lads más entrometidos y uno de los que más molestaba a los niños. No obstante, el único consuelo era que Kertasnikir se trataba del último, y en trece días, tanto él como sus hermanos, su madre y el gato, pondrían rumbo de vuelta a las cuevas en el norte de Islandia, durmiendo hasta la siguiente Navidad.
Hoy por hoy, como los Yule Lads son más simpáticos y tienden a dar más de lo que roban, Kertasnikir es el último Yule Lad en dar regalos a los niños islandeses antes de Navidad y los que se portan bien a menudo reciben una vela.
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