Tour de Snorkel y Cueva de Lava

El Círculo Dorado, como ya sabéis, se compone de tres lugares: el parque nacional de Þingvellir, la cascada Gullfoss y el valle de actividad geotérmica Haukadalur que contiene los famosos Geysers. Pues bien, en el primero de los componentes mencionados, además de dar un bonito paseo y asombrarte con los paisajes que dejas a ambos lados, también se puede hacer snorkel, y eso es lo que he hecho yo. 

He cogido un tour que incluye ver una cueva de lava y hacer snorkel en dicho parque nacional. El tour empezó recogiendo a la gente que iba a hacer el tour en distintos puntos de la ciudad. Una vez todos metidos en la furgoneta, nos dirigimos hacia "Gjabakkahellir", dentro del parque nacional nombrado arriba. Ya fuera de la furgoneta y andados unos cinco minutos, pudimos entrar a la cueva. En este tipo de cuevas, al contrario que en las de hielo, no se suelen utilizar crampones por el daño que puede causar en la lava que forma el suelo. Esto nos ha resultado un poco difícil puesto que hemos ido después de una larga y fría noche nevando, con lo que la cueva tenía hielo y había que ir con cuidado. Pero no todo son problemas con el hielo, nos aportaban bonitas fotos de hielo y lava como se puede ver en la fotografía siguiente.

Vistas tanto una cueva de hielo como una de lava, puedo decir que ambas son impresionantes. No hay una mejor que la otra por el simple hecho de que son muy diferentes. Sin embargo, tienen las mismas características para moverse. En los dos tipos de cuevas tienes que ir agachado y andando como "monos" para no pegarte con el techo puesto que, al ser cuevas naturales, las han dejado tal y como la naturaleza ha querido, característica que las hace más asombrosas. Cierto es que en la cueva de lava no te puedes arrastrar por el suelo puesto que son piedras, no nieve como en la cueva de hielo, pero, tengo que decir, que vale la pena andar agachados para llegar a ver estos bonitos lugares.

En mitad del recorrido de la cueva, el guía nos ha hecho pararnos, sentarnos entre las rocas, y apagar las luces de los cascos. En total oscuridad, nos ha contado una historia del fantasma que habita en la cueva. Antes de nada, es importante saber que Islandia es el país de los Elfos y Trolls, y la gente cree en ellos. Pues bien, el guía nos ha contado la historia de un hombre que perdió a su "oveja favorita" en dicha cueva y no pudo salir de ésta. Parecía una historia de risa en lugar de terror. Sin embargo, después de encender las luces y emprender el camino de vuelta, hemos visto piel de oveja entre rocas, con lo que la historia pudo ser verdad. ¿Si es o no realidad? La respuesta se ha quedado en el aire. Por eso, recomiendo visitar esta cueva para que la veáis con vuestros propios ojos. 

Después de estar en la cueva unos 45 minutos, anduvimos hasta la salida de la misma y volvimos a estar rodeados de nieve, con lo que era hora de montarnos en la furgoneta en dirección a "Silfra", que es una fisura de agua cristalina perteneciente al parque nacional del que estamos hablando, el cual separa las placas tectónicas de América y Europa. Una vez allí, nos hicieron quitarnos los abrigos y ponernos el llamado "traje seco". Después de este, venía el ya traje normal para hacer snorkel, el cual, cuesta ponérselo y pesa un poco. Una vez ajustados ambos trajes y zapatos, tocaba ponerse la "máscara" en la cabeza, las gafas, el tubo, los guantes y las aletas. 

Ya vestidos y andando como se podía, llegó la hora de meterse en el agua. Esto parece fácil de hacer, pero aseguro que no lo es tanto. La primera razón es que el traje, personalmente, pesaba; y las aletas no dejaban bajar las escaleras. Y la segunda razón es el hecho de que, justo antes de meternos en el agua, nos dijeron que estaba entre -2ºC y 1ºC, cosa que nos echaba para atrás porque, a pesar de tener un traje térmico, la cara se quedaba al descubierto, y los guantes no hacían efecto en este tipo de actividades. Pero, aún así, nos atrevimos a meternos en este agua tan fresquita.

He de decir que el tubo y las gafas son un poco incómodos y te sientes raro, por lo menos si es la primera vez que haces snorkel, lo cual era mi situación. A pesar de todas estas "pegas" que le pongo, me ha encantado la experiencia. Se veían diferentes altitudes, viendo las rocas justo debajo tuya o a 20 metros de profundidad. Se veían las algas moverse y el color del agua era tan alucinante que te dejaba ver todo lo que había hasta lo más hondo. 

(La siguiente imagen es cogida de Internet puesto que no podía usar mi cámara con los guantes que nos dieron, y quería que vierais cómo se ve todo desde dentro).


Unos 45 minutos después, tocaba salir a la superficie y volver a enfrentarnos a las escaleras, las cuales con las aletas son difíciles, tanto de bajar como de subir. Después de todo y con frío sólo en las manos, tuvimos que quitarnos ambos trajes y todos los accesorios que nos proporcionaron. Ya metidos en la furgoneta, dijimos adiós a este bonito parque nacional y emprendimos de nuevo el viaje hacia la capital, donde nos dejaron en el mismo punto de recogida.