Marzo en Islandia combina una mezcla de la belleza del final del invierno y los primeros susurros de la primavera. Este mes capta la esencia de una estación en transición, con nevadas persistentes que pintan los paisajes de un blanco inmaculado mientras empiezan a aparecer toques de verde, señal de los meses más cálidos que se avecinan. Los días se alargan, dando a los viajeros tiempo suficiente para explorar los lugares más icónicos, desde cascadas a géiseres, con una luz más suave y apagada.
Islandia atrae a los viajeros en marzo por varias razones, una de las más notables es la posibilidad de contemplar las fascinantes auroras boreales. Aunque todavía se considera temporada baja, las atracciones más populares están menos concurridas, lo que la convierte en una época ideal para quienes buscan una experiencia más tranquila e íntima con la naturaleza. Las aguas costeras, aunque frías (4 °C), albergan varias especies marinas, lo que promete emocionantes encuentros para los amantes de la fauna salvaje.
Planificar un viaje en marzo requiere preparación. El tiempo, aunque más suave, puede ser impredecible, con posibles chubascos de nieve y lluvia. Los visitantes deben priorizar la ropa de abrigo e impermeable y considerar la posibilidad de optar por visitas guiadas, sobre todo al explorar las zonas más remotas del país. Se recomiendan vehículos todoterreno para las reservas de tours y paquetes a tu aire.